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De la panadería de barrio a la palmera gigante más famosa de Málaga

De la panadería de barrio a la palmera gigante más famosa de Málaga

María José Garrido Rojo, gerente de Casa Kiki

Hace casi 40 años que una pastelería malagueña de barrio comenzó una historia que iba a convertirse en un sello de identidad para Málaga. Sus fundadores, Isabel ‘la Kiki’ y Antonio, crearon el obrador de Casa Kiki en Portada Alta en 1984. «Ellos, mis tíos, eran unos trabajadores incansables. Hace unos 25 años que yo me hice cargo del traspaso de un punto de venta en calle Gaucín. Ahí empecé mi andadura como empresaria autónoma y, cuando mis tíos se jubilaron, me puse al mando de los dos puntos de venta existentes hasta el momento», recuerda la historia la gerente de Casa Kiki, María José Garrido Rojo. Ella, sobrina de los fundadores, llegó para «revolucionar» la empresa con ideas diferentes y novedosas que les harían posicionarse como lo que son ahora: las palmeras gigantes más famosas de Málaga.

Tanto que hasta a la entrada de la estación de trenes María Zambrano tienen un punto de venta para aquellos que cuando viajan a ver a familiares o de vuelta a casa, se llevan un dulcecito de «la Kiki». Y también se ha convertido en un reclamo para eventos especiales o reuniones familiares con sus palmeras temáticas que van desde felicitaciones de cumpleaños, bautizos, despedidas, homenajes o cualquier regalo que se quiera endulzar. El crecimiento de la empresa desde que llegaran esas palmeras gigantes ha sido la clave, tal y como cuenta María José Garrido Rojo: «A raíz de crear este producto hemos tenido un crecimiento muy grande en poco tiempo y hemos pasado de ser un negocio pequeño de barrio a tener hoy en día 10 puntos de venta y un obrador central, que es donde se concentra la fabricación».

Saben que su público es lo que más tienen que cuidar y por eso están centrados en mejorar todo lo que tenga que ver con ellos, como su presencia en redes sociales e interacción con sus clientes desde ellas. «Estamos trabajando muy duro todo el equipo para seguir con el crecimiento de la empresa con productos más cercanos y también nos estamos adaptando a nuevos formatos de servicio, nuevas formas de venta y, además, en crear canales de comunicación con nuestros clientes para mejorar siempre. Ese es el reto que nunca vamos a dejar: la felicidad de nuestros consumidores», confiesa la gerente.

Saben que no hay felicidad sin calidad, por eso tratan de innovar en sus productos con nuevos formatos para sorprender al cliente, pero también intentando sostener los precios de venta aún «siendo duro este gran cambio del sector por la subida de costes». El año pasado tuvieron buenos resultados y este 2023 esperan seguir en la misma línea: «Estoy muy orgullosa de la adaptación de todo nuestro equipo y del resultado de nuestras elaboraciones junto con el buen trato de los clientes».